Etapa 20. Villarcayo- Picón Blanco
En esta etapa la carrera se desplazará una y otra vez entre los valles altos de la provincia de Burgos y los profundos valles de Cantabria, al otro lado de la Cordillera Cantábrica. Estos terrenos abundan en materiales calizos del Mesozoico, especialmente del Cretácico. Es así que no es de extrañar que veamos numerosos ejemplos de procesos kársticos (fenómenos de disolución de las rocas calizas). Km. 10. El primer ejemplo, aunque queda al oeste del discurrir de la carrera, es la cueva de Ojo Guareña, que es uno de los complejos kársticos más extensos que existen. Hay casi 100 kilómetros de galerías subterráneas en las que se incluyen simas, enormes salas, estrechos conductos, etc. Es la más extensa de la Península Ibérica y una de las mayores del mundo. Está catalogada como monumento natural y contiene interesantes yacimientos arqueológicos. El anfiteatro de entrada está cerrado y conforma una captura de aguas. Al ser un complejo muy extenso tiene diversas entradas.
Km. 24-34. Siguiendo en esos materiales del Cretácico superior, en la subida a las Estacas de Trueba hay una sucesión de estratos excelente de este periodo. El escalonamiento de las capas calizas da lugar a paisajes tan espectaculares como las cascadas del Guarguero.
Km. 80-90. La parte alta del valle del río Miera entre La Concha y el portillo de la Lunada, es un estupendo ejemplo valle glaciar muy bien conservado. Ha sido catalogado por el IGME como Lugar de Interés Geológico. Es un valle glaciar asimétrico de casi 4 km de longitud. Su perfil en U es muy notable y en su cabecera se observan circos glaciares y morrenas (depósitos sedimentarios de los glaciares), que se encuentran desde alturas superiores a los 1000 metros, hasta cotas tan bajas como los 600m sobre el nivel del mar.
Km. 125-130. El nacimiento del río Asón se produce por una surgencia en rocas calizas, proveniente de una corriente interior de origen kárstico. Las surgencias kársticas son frecuentes debido a que las galerías por las que circula el agua, pueden comunicar con el exterior del macizo calizo. En este caso, se produce en una zona elevada, por lo que origina una cascada de gran altura que es de carácter intermitente.
Km. 155-163. Ferrocarril-Bilbao-La Robla. Durante algunos kilómetros, la carrera discurre próxima a un ferrocarril de vía estrecha. Este ferrocarril de 335 km, que originalmente enlazaba La Robla (León) y Bilbao (Vizcaya), fue construido para el transporte del carbón de las cuencas mineras de León y Palencia a los altos hornos de Vizcaya. El carbón era el sistema de proporcionar energía a los altos hornos en casi todos los centros siderúrgicos del mundo. Como no hay carbón en las proximidades de Bilbao, se construyó este ferrocarril para paliar la desventaja económica que representaban unos altos hornos en una zona sin carbón.
La constructora fue la Sociedad del Ferrocarril Hullero de La Robla a Valmaseda, que desde 1905 pasó a llamarse Ferrocarriles de La Robla. Posteriormente fue gestionada por la empresa pública FEVE, que tuvo que cesar su uso en 1991 por grandes pérdidas. En 2003 se reanudaron algunos servicios que ahora gestiona ADIF. Debido a su influencia económica y social durante más de un siglo es considerado uno de los ferrocarriles más emblemáticos de España.
Colaboradores:
Sergio Rodríguez García (UCM) (Coordinador)
Elisabeth Díaz Losada (IGME)
José Miguel Fernández Portal (IGME)
Juan Miguel Insúa Arévalo (UCM)
Blanca Martínez García (UPV)
Mónica Leonor Meléndez Asensio (IGME)
Isabel Rodríguez García de Castro (UCM)
Francisco Javier Rubio Pascual (IGME)